Un paréntesis en un día nuevo.

Hoy me junté por primera vez, con un grupo de varones. Me presento y les cuento que he estado trabajando con mujeres que están en el mismo sistema que ellos, internas , en terapia de rehabilitación de drogo-dependencia. La única diferencia que ellas estaban con sus hijos pequeños. Estaban , porque abruptamente y por acuerdos que no logro comprender se cierra antes de terminar el proceso terapéutico de este bello grupo de mujeres.

Les pido que se presenten y me cuenten lo que quieran. De todas maneras el tema de la droga ilícitas y licitas sale a relucir. No miran a la cara, hablan entre dientes. Muy distintos a mis amigas parlanchinas del otro centro. Siento que debo llegar de distinta forma. Algunos, los mayores, hablan y se explayan mucho, tanto que hay que pedirles que dejen hablar al resto. Los jóvenes más callados y parcos. Que hago para romper esa distancia ?…me acuerdo de mi maestro Pedro Engel y les digo. Ya!, vamos a transformarnos en grandes escritores, vamos a escribir un cuento en viñetas y después cada uno lo va a compartir con sus compañeros.

Por primera vez levantan la mirada, me dicen que no saben, que no pueden, bromean entre ellos. Luego de un rato toman su lápiz y comienzan a escribir, en silencio. Miro sus caras mientras escriben, están completamente metidos en su mundo interior. Comienzo yo a leer mi cuento, que después de haber tenido un día de aquellos para olvidar ,relato pequeños y nostálgicos episodios de mi vida. Se genera un espacio de confianza y uno a uno cuenta su historia.

El relato que mas me impresiona es un joven de 20 años.No lo quiso escribir porque se le venían a la cabeza puras cosas feas, una vez terminada la ronda, dice yo no escribí pero les puedo contar lo que quería decir…nos disponemos a escucharlo…”este era un niño que quería crecer rápido, y que creía que se las sabia todas…pero cuando creció se dio cuenta que se equivocó de camino, y lo único que había querido siempre , no lo tenía…cariño”

Completamos un mes trabajando…el tema era Vida Sana, querían saber como alimentarse mejor, actividad física, hábitos defecatorios, relajación, en fin una mirada integral. Hicimos una pauta de trabajo donde iban sesión a sesión aportando sus ideas y yo estudiando el tema. Todos participando transversalmente. Tomando conciencia de hábitos de vida.

Hemos avanzado mucho, nos pusimos en la linea del crecimiento personal, tanto asi que me miran y me dicen que tal si le cambiamos el nombre al taller y lo llamamos talleres para el alma?…


Autora : Rossana Betancur Escobar 

Medica de familia, docente de la beca de medicina familiar de U de la Frontera, integrante del Depto de primeras naciones del colegio médico Chile, paliativista, terapias complementarias.

Leave a Reply